domingo, 20 de mayo de 2018

Postales del sur #17 - Hilda y yo

Siete años
"Mijito, ¿qué le parece si nos comemos unas papitas fritas"? Lo que daría por un abrazo más. "Ya. Yo las pelo y usté las corta". El último. Uno solo. "Oiga, mijito, márqueme el teléfono de la Ani". Uno solo pero fuerte. Más fuerte que cualquiera de los abrazos fuertes que te daba. "Ponga la tetera, mijito, así tomamo la once". Cómo me gustaba que conversáramos por horas. "¿Cuándo se va a cortar ese pelo, mijito? ¿Sabe qué bonito se vería?". Ay, lo que daría por una tarde más en tu mesa. Escucharte. Chile y tu infancia, la familia y Chile. Peñaflor y Maipú. El Golpe y las botas y los camiones y el miedo y el año de espera infinita con cuatro pibes. El reencuentro en la Argentina. Te pienso llorando aquellas nostalgias y te quiero abrazar. Y no puedo. Te debo tantas cosas... No sólo esta cara redonda, esta terquedad, esta manía por lo dulce y este corazón cobarde (aunque portabas nombre de valkiria, de valiente tenías más bien poco). Si alguna vez, en algo, fui un buen tipo, te lo debo en gran parte a vos. En cualquier virtud que pueda llegar a tener, estás vos.
Te extraño horrores.

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