jueves, 14 de diciembre de 2017

Postales porteñas #1 - Diciembre

Me dejaste las palabras en la boca. En esos ratos que le siguen a las horas que paso sin acordarme de todo ese ajetreo me dolés en el estómago, cuando el pecho me queda hueco. Y qué calor, la puta madre y el Centro que es un quilombo de tránsito por estos días. Llego tarde a todos lados. Milquinientastreintaydós cosas para hacer y hace calor y hace insomnio. De tanto encanar letras entre mis labios cada tanto algo se pianta en forma de suspiro o de puteada y se me clava entre los párpados y no me deja dormir. Palabras insistentes che, que me queman en la lengua y que de tanto empujarlas con mate y con puchos tampoco me dejan comer. Me voy manyando las sílabas de a poquito, como una sopa que está para pelar chanchos. Pero también cada tanto me atraganto y a ver si escupiéndolas así con las manos me las saco de la jeta. Para qué seguir con estos buches de verbos y adjetivos que nunca voy a pronunciar. A ver si me libero de tantas subordinadas y tantos sujetos tácitos, que se vienen las comilonas de fin de año y quiero mi boca disponible para la ocasión.
Ring ring noventa y ocho mensajes sin leer, la casilla de correo reventada y ese desorden me desespera. Milquinientastreintaycinco cosas para hacer. Y se suponía que para esta altura iba a estar en la cresta de la ola o al menos descansando o al menos tranquilo. Y esas dos bolsas ahí que no sé por qué las dejé al lado de la cama, cuatro días y cuatro noches que son lo último que veo cuando apago la luz y lo primero cuando suena el despertador. Mejor las saco de ahí, a ver si a la noche no se me da por escupir mi gramática hipotética y rebotando en tus cosas se me encajan de nuevo. Y otra vez a masticar sustantivos y pronombres posesivos.
Me pregunto si la persona que pase mañana a buscar esas bolsas del placard no pensará en algún instante de la transacción así que este es el hijo de puta. Y ya que estoy rumiando signos de interrogación no me vendría mal saber si en algún minuto de estas semanas no consideraste la posibilidad de que las cosas no son como decís que las pensás. Me ensartaste una mordaza en la boca y jódase, viejo. Qué boba, che. Dejarme plantado en el medio de un párrafo.
Y este Konex de mierda con sus recitales hasta las once de la noche y el sábado que viene la Bomba de Tiempo, que me viene jodiendo todos los lunes desde hace un año, le da desde la medianoche hasta el amanecer o al menos eso dice la publicidad. Punto y seguido, me acordé del diez en filosofía Mabel, fuiste una de las mejores profesoras que tuve en mi vida, es una lástima enorme que te jubiles. Eso sí lo pude decir. Hasta dos besos le di, y si no hubiera estado en el diome ese escritorio creo que la abrazaba fuerte. Con el punto del parcial del monólogo de Dios en el fin del mundo tengo que escribir un cuento. Eso. Ahí voy a encontrar el punto y aparte para esta indigestión de reflexiones desencontradas.

4 comentarios:

  1. La mejor manera de alejarse es demonizando aquello que se abandona. Te tocará ser para alguna gente "ese hijo de puta", y para muchos de nosotros la que se fue es flor de pelotuda.

    Porque así es más fácil para todos.

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    1. Sí, es más fácil. No sé si más barato pero sí más fácil.

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  2. La engañó con Mabel y se hace la víctima. Es OBVIO

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